El Dr. Jekyll descubre que la conciencia de cada ser humano se compone de dos aspectos: el bien y el mal. Crea una poción y su correspondiente antídoto, que podía transformar a una persona en la encarnación de su parte maléfica, consiguiendo al mismo tiempo depurar el lado bueno. Después de tomar la poción, Jekyll tomaba un aspecto desagradable para con todos sus semejantes, adquiría la fuerza y la astucia sobrenatural, su naturaleza malvada se volvía dominante, además su inteligencia se hacía extrañamente brillante y sus reflejos extraordinarios; a esta "persona" la llamó Edward Hyde. Inicialmente los efectos de la poción eran temporales y no era necesario el antídoto. Después de unas cuantas transformaciones a Hyde, y viceversa, Jekyll se acostumbró a realizar regularmente la metamorfosis con el fin de poder entregarse a placeres antisociales prohibidos, que nunca se permitiría en la persona de Jekyll. Sin embargo, su parte maléfica se fue haciendo más y más fuerte, rebasando la capacidad de Jekyll para controlarla, necesitando el uso del antídoto para recuperar su forma original, pero hyde no está dispuesto a volver a vivir encerrado jamás.
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